FREDY RIVERA VELEZ
INTRODUCCIÓN
El último grado de perversidad es hacer servir las leyes para la injusticia.
(Voltaire)En América Latina la diversidad de ámbitos sociopolíticos y económicos relacionados con problemas de seguridad nacional ha ido involucrando paulatinamente a esferas gubernamentales y de la sociedad civil. No existe, hoy en día, con raras excepciones, país que pueda vanagloriarse de no poseer políticas de defensa externa y planes de seguridad interna para combatir amenazas de diversa índole.
El caso ecuatoriano contiene una cantidad significativa de planes y acciones relacionadas con las estrategias anti narcotráfico y antidrogas apoyada por los EEUU que ha promovido el involucramiento nacional en el problema colombiano. El análisis del período 1998-2006 condensa más planes vinculados con la defensa y seguridad nacional luego de la guerra con el Perú en 1995. En esa misma problemática se inserta el análisis sobre el desempeño de las instituciones de control parlamentario en democracia y el papel asumido por los partidos políticos en los temas de defensa y seguridad nacional.
En este contexto, las instituciones políticas democráticas, especialmente las relacionadas con la rendición de cuentas tienen que lidiar con el lastre de prácticas y lógicas autoritarias ejercidas por las FFAA y Policía Nacional. Fue todo un descubrimiento comprobar, para efectos demostrativos de la segurización, que las comisiones especializadas del Congreso Nacional no hayan levantado investigaciones serias y sanciones sobre el desempeño policial en relación a los convenios internacionales firmado por la Policía sin que haya conocido y aprobado el Congreso. Discrecionalidad y autonomía desmedida que evidencia que el tema anti drogas se convierte en tabú al momento de querer controlar ese tipo de comportamientos institucionales.
El proceso analítico se expone en cuatro capítulos diferenciados temáticamente y en uno conclusivo. En el inicial -que ahora presento- se realiza una discusión teórica en dos frentes distintos; por un lado, se aborda las principales corrientes teóricas de las relaciones internacionales utilizadas en este trabajo: el constructivismo y el realismo que se vinculan con el problema de investigación y la importancia conceptual del proceso de segurización, noción medular que recorrerá el estudio. Por otro lado, se discute los ámbitos de los regímenes internacionales y las tensiones generadas entre políticas de seguridad y sistemas de protección humanitaria incorporando la argumentación sobre rendición de cuentas y seguridad nacional. De esa manera, el ejercicio teórico de establecer vínculos entre categorías de la sociología política, específicamente los conceptos de rendición de cuentas, institucionalidad, sociedad civil y cultura política, asociados analíticamente a conceptos provenientes de las relaciones internacionales, parte de la necesidad de entender el problema desde varias aristas disciplinarias que frecuentemente no contemplan los estudios de caso.
1. PRIMER ENLACE: SEGURIDAD Y RELACIONES INTERNACIONALES
Hace mucho tiempo que los temas de seguridad mantienen una fuerte presencia en los campos analíticos de las relaciones internacionales. Asumida como concepto teórico a ser debatido permanentemente o utilizada como referente paradigmático, útil por lo demás para diseñar políticas públicas, lo cierto es que el tratamiento de la seguridad está vinculado a una serie de corrientes interpretativas que presentan afinidades y diferencias, bondades y limitaciones. En esta parte trataré de establecer cómo varias categorías tomadas del realismo y del constructivismo se entrecruzan y sirven para analizar los casos seleccionados en el presente estudio.
1.1 El peso actual del realismo: virtudes y restricciones
Waltz menciona que existen sistemas políticos domésticos y sistemas políticos internacionales que poseen principios ordenadores. En los primeros rige un orden jerárquico que diferencia formalmente a los actores políticos según su grado de autoridad donde además se especifican sus diferentes funciones y capacidades. Veamos las principales:
- Las partes de los sistema políticos domésticos se hallan en relaciones de supra/ sub/ordenación; algunas están autorizadas a ordenar y otras a obedecer.
- Los sistemas domésticos son centralizados y jerárquicos.
En los segundos estas características difieren e incluso llegan a ser contradictorias entre sí, definiendo de forma distinta al sistema político internacional que presentaría los siguientes puntos más visibles:
- Las partes de los sistemas políticos internacionales se hallan en relaciones de competencia y ninguna está autorizada a mandar u obedecer.
- Los sistemas internacionales son descentralizados y anárquicos.
- La característica prominente de la política internacional parece ser la falta de orden y organización.
- Los sistemas políticos internacionales al igual que los mercados económicos se forman por la coacción de unidades auto interesadas y son de origen individualista, espontáneo.
En un sistema anárquico, cualquier Estado en cualquier oportunidad podría recurrir al uso de la fuerza para obtener sus metas, motivo por el que las unidades deben estar dispuestas a responder en los mismos términos o acogerse a las consecuencias de su debilidad. Los Estados pueden utilizar la fuerza en determinado momento, por eso, todos los Estados deben estar preparados para hacer lo mismo o vivir a merced de sus vecinos; de ahí que la anarquía o ausencia de gobierno esté asociado al uso de la fuerza militar (Waltz 1988: 241).
El poder se define entonces en términos de la combinación de las capacidades de un Estado, de la distribución de este elemento entre las unidades de la estructura y de las variaciones que existan en esa distribución. En un sistema conformado por unidades funcionalmente semejantes, la diferenciación se establece en relación a sus capacidades e intereses que confluyen en la acumulación de seguridad[1].
[1] Waltz distingue el poder como capacidades del poder como causa. Esta última estaría asociada a un tipo de relación social donde un agente ejerce sobre otro presión, sanciones, amenazas, recompensas, o la combinación de éstas para lograr sus objetivos o intereses.
El poder no está desligado de la amenaza de violencia y el uso recurrente de la fuerza que es lo que distingue los asuntos internacionales de los nacionales; pero al mismo tiempo se argumenta sobre la existencia de violencias internas que han caracterizado tanto a órdenes nacionales como internacionales. Por eso, el autor sostiene que no puede establecerse distinción duradera entre ambos órdenes porque ninguna formación humana presenta la garantía de no generar violencias en sus diferentes ámbitos de vida (Waltz 1988).
Desde un amplio panorama se puede afirmar entonces que el realismo ha equiparado las nociones de seguridad como sinónimos de interés nacional o poder nacional donde la supervivencia del Estado y la defensa de sus territorios ante posibles amenazas están asociadas al incremento de sus capacidades militares para precautelar sus intereses particulares. De esa manera, la conjunción de estas categorías brinda la primera virtud inicial para analizar la convergencia entre relaciones internacionales y seguridad, aspecto que me sirve al mismo tiempo para incorporarlas al estudio sobre el caso del Ecuador.
En efecto, los conceptos arriba indicados tienen una importancia central en el análisis porque asocia al Estado Nación y su capacidad para desarrollar y sustentar intereses nacionales frente a amenazas externas e internas, figura unitaria que en el sistema internacional asume la representación del conjunto de la sociedad, independientemente que ésta tenga diferencias identitarias o culturales. A la vez, el concepto de poder incorpora los campos donde operan las relaciones bilaterales que tiene el Ecuador con Colombia y con los Estados Unidos que desde hace décadas despliega lógicas realistas de vinculación con la región andina. De hecho, latinoamérica forma parte de una nueva época post guerra fría que está marcada por el unilateralismo agresivo donde la capacidad para frenar los despliegues bélicos preventivos en distintas partes del mundo es mínima y donde se produce una latente pérdida de convocatoria a consensos que sustenten la labor de organismos como las Naciones Unidas muy afectadas en su institucionalidad.
[2] Carlos Escudé menciona el término realismo periférico como una propuesta normativa para Estados débiles y como crítica ciudadano céntrica a la teoría anglo americana. “En suma, el realismo periférico es un tipo ideal de política exterior diseñada para servir los intereses estrechos de las ciudadanías de los estados débiles que no pueden competir por el poder político militar en el sistema inter estatal sin un costo extremo para su gente” El realismo de los estados débiles, pág. 8, En: http://www.argentina-rree.com/home_nueva-html consulta 25-03-08.
El realismo subalterno es una perspectiva interpretativa que se desarrolla en los bordes del realismo tradicional pero que examina la naturaleza subalterna de los Estados a través de una lectura pluralista que incluye el papel de las elites, la formación y legitimación de los Estados, la desigualdad existente en las relaciones internacionales y el rol del conocimiento en la distribución del poder entre países desarrollados del norte y los débiles del sur (Ayoob 2002). Precisamente, en estas características se situaría el caso del conflicto interno colombiano que tiene más de medio siglo de duración y cuyo desarrollo ha traspasado las fronteras territoriales nacionales para volverse un problema de seguridad y humanitario a nivel regional[3].
[3] Menciono el tema humanitario porque está relacionado con éxodos de población refugiada y desplazada desde Colombia hacia otros países, tema que será tratado en capítulos posteriores. En todo caso es necesario llamar la atención sobre la conjunción de aspectos relativos a la protección de derechos humanos de la población afectada por la guerra interna y los intereses de seguridad nacional de tres países que se mezclan en la dinámica del conflicto armado de mayor duración en el continente.
En efecto, las teorías realistas dan mejor cuenta de la dinámica de poder e intereses de los países desarrollados del norte y su juego de posicionamiento frente a las amenazas interestatales, pero a nivel interméstico que es el locus donde operan países como los nuestros, resulta difícil establecer las característica específicas de esa compleja relación norte sur que va más allá de la mención de Estado, poder, intereses y órdenes; de hecho, en esa dinámica confluyen intereses hegemónicos de seguridad nacional con requerimientos locales que expresan la existencia de actores y variables externas que condiciona los comportamientos de los Estados en el sistema internacional y reproducen intereses pre-establecidos en el campo de negociación de conflictos (Ayoob, 1995).
De esa manera, la influencia y presencia hegemónica estadounidense tendrá bajo su espectro a dos países que responderán de acuerdo a sus capacidades particulares y de forma diferenciada a la política regional de seguridad establecida por ese país: el Ecuador será colaborador segmentado de la estrategia establecida y Colombia se identificará plenamente desde 1998 con las políticas unilaterales marcadas por un realismo guiado y supervisado.
¿Cómo logran juntarse estas categorías analíticas en un contexto de relación bilateral que cada uno de los países establece con las lógicas estadounidenses de poder continental? La hegemonía, como se indicó, es el nodo articulador del proceso. Ya Gramci advirtió hace muchos años que la conquista del poder político no era suficiente para establecer dominio sin que se halle acompañado de un consenso logrado a través de la dirección ideológica. Si bien esta definición ha sido ampliada y debatida por corrientes de pensamiento marxistas y estructuralistas, actualmente dicho concepto se lo vincula con la capacidad de dirección, tanto en el sistema internacional como en un sistema de clase o cualquiera de los subsistemas en que se articula el sistema social. Pueden ser, por tanto, sujetos de relación hegemónica no solo las clases sociales sino todas las organizaciones políticas, económicas, culturales (Bobbio y Matteucci 1985: 774).
La segunda virtud es la posibilidad de establecer algunas complementariedades entre el realismo y categorías teóricas de la interdependencia[4]. Tomemos en cuenta que si bien la escuela realista desconfía de las capacidades efectivas de las organizaciones internacionales para reducir las contingencias sobre el tema seguridad en general y militar en particular, no se cierra por completo a aceptar el papel que tienen varias instituciones multilaterales sobre determinados campos de intervención acordados que los denomina procesos, los cuales son parte de las influencias y condicionamientos que se derivan de la estructura del sistema internacional, como por ejemplo, el funcionamiento de los regímenes.
[4] Waltz utiliza la palabra integración para referirse a las situaciones entre naciones e interdependencia para describir las situaciones dentro de las naciones. En los reinos anárquicos –internacionales- las unidades semejantes co-actúan; en los reinos jerárquicos –nacionales-, las unidades son funcionalmente semejantes y tienden a permanecer así. Las unidades semejantes trabajan para mantener un cierto grado de independencia e incluso pueden llegar a luchar por la autarquía. En los reinos jerárquicos las unidades son diferenciadas y tienden a aumentar sus grados de especialización (1988: 154).
Estas últimas, influencias y condicionamientos, asociadas a la noción de interdependencia me son útiles para analizar la vinculación negativa entre políticas de seguridad regional y régimen internacional de derechos humanos porque junto a la lucha por el poder y el interés nacional, conceptos rectores de la política internacional, también existe en paralelo y al mismo nivel en cuanto que principio rector, las categorías de influencia y condicionamientos derivadas de la estructura internacional (Del Arenal 2005:379).
La sensibilidad implica los grados de respuesta dentro de una estructura política, es decir, ¿con qué rapidez los cambios generados en un país determina costos para otro?; y cuál es la magnitud de ese costo que puede medirse no solamente por el volumen de los flujos que trasponen las fronteras, sino también por los efectos de esos costos en las transacciones sobre las sociedades o los gobiernos. La dimensión de vulnerabilidad se apoya en la disponibilidad relativa y en el costo de las alternativas que los actores deben encarar, pero en términos conceptuales la vulnerabilidad puede definirse como “la desventaja de un actor que continúa experimentando costos impuestos por acontecimientos externos aún después de haber modificado las políticas” (Keohane 1988:26-28); de ahí que la vulnerabilidad se vuelva imprescindible para analizar las estructuras políticas en las relaciones de interdependencia porque ubican a los actores definidores de las reglas del juego y porque se aplica tanto a las relaciones sociopolíticas como a las político económicas. Si no hubiese este espacio conceptual conectivo, resultaría muy difícil analizar los vínculos establecidos entre seguridad, derechos humanos y poder bajo un contexto de interdependencia y realismo.
[5] Waltz utiliza varios ejemplos históricos para de mostrar que la interde pende ncia ha sido escasa de sde la segunda guerra mundial. Hay que considerar que varios de los casos mencionados por el autor sucedieron durante la guerra fría que desplegó sus propias lógicas económicas y sus peculiares formas de integración comercial. Los ejemplos están incluidos en Man, the State, and War: A Theoretical Analysis (1959) y Theory of International Politics (1979).
Adicionalmente la falta de claridad conceptual se extiende a los términos integración e interdependencia que es asumida como parte inherente al proceso económico interno de los Estados; de hecho, la integración tiene mejor aplicación en la economía mundial pero al existir un relativo desplazamiento del poder hacia los mercados, el Estado interviene para no perder sus influencias. Hoy más que nunca el poder se ha concentrado en un solo Estado que sigue desplegando intereses en mercados y zonas de influencia.
[6] Este tipo de actitudes estadounidenses han sido notorias desde la presidencia de Clinton que utilizó un discurso multilateral retórico –denominado multilateralismo asertivo- basado más en las apariencias antes que en medidas efectivas consensuadas a la hora de decidir temas colectivos de alcance global. Durante su administración se rechazaron tratados sobre la creación y participación en el Tribunal Penal Internacional, se puso objeciones al Tratado sobre la prohibición de minas antipersonales y en varias ocasiones se frustró decisiones del Consejo de Seguridad. Esta actitud fue continuada por el presidente Bush años después. Bennis Phyllis “La administración Bush y las NNUU: Socavar la organización mundial”, Revista Internacional de Filosofía Política, Nº 21, UAM, México, 2003.
La definición de interdependencia es imprecisa por cuanto se la emplea para muchas situaciones como descripción de acuerdos aceptados, procedimientos de toma de decisiones, marcos internacionales basados en desempeños institucionales, formas de cooperación que carecen de tales marcos institucionales. El énfasis puesto en los asuntos normativos limitan las explicaciones sobre el cambio en el sistema político internacional generando una imagen de estabilidad o statu quo y de esa manera invisibiliza las formas de ejercer el poder entre distintos países que son diferentes porque no es lo mismo la distribución de ese poder en igualdad de capacidades o entre potencias hegemónicas y países menores (Dougherty J y Pfaltzgraff R, 1993:185) que es precisamente la situación que se analizará en esta investigación.
En un principio, la interdependencia planteó una serie de términos como seguridad común, defensa no ofensiva, superioridad defensiva mutua, prevención de la guerra y combinación de fuerzas con mecanismos de seguridad colectiva para dar sentido a la pretensión de obtener niveles de cooperación entre Estados en temas de guerra y paz que necesariamente incluye intereses diferenciados[7]; no obstante, pensar que los Estados dejen de establecer medidas para preservar sus intereses y capacidades para no sentirse vulnerables es aspirar a un entorno muy debatible ya que resulta difícil obtener por lo menos 4 características o condiciones. En primer lugar, ser transparentes, especialmente a lo que concierne al poder militar y sus mecanismos de verificación; segundo, lograr confiabilidad para las partes, básicamente establecer mecanismos de detección temprana de conductas hostiles para acordar medidas pacíficas preventivas- y que es precisamente el mecanismo opuesto que mediante una perspectiva realista se utiliza ahora bajo la noción de guerra preventiva-; tercero, obtener equilibrio para todos los actores partícipes, evitando que ninguno perciba que realiza concesiones unilaterales y al mismo tiempo se aleje la percepción de ganadores y perdedores; y cuarto, construir redes de comunicación y transferencia de información fidedigna en varios niveles entre los Estados confortantes del sistema internacional (Bartolomé 1999: 292).
[7] Las Naciones Unidas han promovido una serie de instrumentos para dar forma a un sistema de seguridad colectiva que hasta ahora no logra concretarse, pero que de todas maneras es necesario mencionarlo porque existen avances importantes en materia de compromisos obtenidos en temas de protección a los derechos humanos de actores armados y otros que reducen la influencia de lo estrictamente militar.
La premisa interdependentista de que la globalización permite a los Estados débiles un margen de maniobra más amplio es parcialmente cierto en el área de la economía, pero difícil de mantenerla en temas de seguridad para países pequeños como Ecuador. La tan discutida idea de que a mayor integración se produce más autonomía se cumple en forma limitada porque deja de lado el asunto de la jerarquía entre instituciones intergubernamentales. Esta manera de pensar minimiza el papel preponderante de las grandes potencias y sus intereses que influyen en las agendas del sistema internacional; de ahí que, por ejemplo, el tratamiento de temas relacionados con los derechos humanos presenten elevados niveles de discusión y politización en el seno de organismos internacionales como la OEA y las Naciones Unidas.
1.2 Constructivismo y seguridad: tributos articuladores
[8] Al constructivismo también se lo denomina reflectivismo porque da importancia a la reflexión humana sobre la naturaleza de las instituciones y el carácter de la política mundial. Esta denominación fue impuesta por Keohane quien consideró que estos enfoques son marginales en las relaciones internacionales (Salomón M 2002:22). En este estudio se utilizará constructivismo para distinguirlo de esas acepciones. De la misma manera se utiliza la segurización en lugar del anglicismo securitización.
A principios de los noventa Barry Buzan[9] llamó la atención sobre la necesidad de incorporar al individuo en los análisis sobre seguridad. También mencionó que el Estado continuará siendo la figura principal para tratar temas de seguridad internacional porque es la entidad que debe lidiar con asuntos de seguridad subestatal y externa, constituye el agente primario de solución y tratamiento de la inseguridad de las personas y sigue ejerciendo rectorías o papeles dominantes en el sistema político internacional (Buzan 1991); no obstante de ese avance, dejó sin responder interrogantes que apuntan hacia el análisis de situaciones intermedias donde se cruzan temas que van más allá de enaltecer lo estatal o reducir la noción de seguridad a un resguardo existencial de las personas como fin último de toda acción social como pretenden hacerlo las posturas de seguridad humana.
[9] A este autor y a otros entre los que se destaca Ole Waever se los considera también representantes de la denominada Escuela de Copenhague.
En efecto, si bien las corrientes liberales tienen la intención de expandir el concepto de seguridad humana a muchos ámbitos del conocimiento y análisis social no resuelven el problema de las fronteras existentes entre áreas de estudio y hacen indistinguible cualquier tipo de disciplina o subdisciplina en un amplio campo semántico denominado seguridad internacional; es más, la seguridad humana tiene dos grandes defectos: ensanchamiento conceptual y la dificultad de ponerlo en práctica para obtener resultados concretos (Sotomayor 2007: 82-83).
En el segundo punto, el constructivismo de Wendt produce acercamientos a la vida social de los actores, a sus identidades[10] y a la manera cómo procesan sus intereses; brinda, además, mucha importancia al hecho de compartir ideas sin dejar de oponerse al materialismo[11], pues incluye a los poderes emergentes de las estructuras sociales y en esa medida se aleja de los enfoques basados en el individualismo. Motiva también la búsqueda de entendimiento acerca de cómo los actores se construyen socialmente, aunque no llega a decir cuáles actores estudiar o donde se han construido; por lo tanto, parte primero de escoger las unidades, los niveles de análisis, los agentes y las estructuras que van a estar involucradas (Wendt 1999).
[10] Buzan cuando habla sobre los objetos referentes de la seguridad menciona a la “comunidad” para diferenciarla del Estado y del individuo.
[11] Por materialista se entende rá la ide ntificación que hace el autor sobre una parte –el realismo clásico- de la obra de K. Waltz Theory of international politics.
Si bien existe una pretensión holística, la vertiente estructural es fuerte al sostener que las estructuras sociales tienen efectos que no pueden ser reducidos simplemente a las interacciones de los agentes, sino también en su capacidad transformadora de identidades e intereses (Wendt 1999: 26); de ahí que el constructivismo no proponga una teoría general y más bien realce un programa de investigación basado en las estructuras sociales que regulan las interacciones internacionales cuya relación será estudiada a través de enfoques racionalistas y argumentos epistemológicos obtenidos de varias disciplinas científicas.
1.3 El proceso de segurización
Para entender mejor el concepto ampliado propuesto por Buzan, Waever y de Wilde, en su sentido general, la seguridad refiere a una situación que está por encima de lo político (Buzan, et al, 1998: 23). Esto quiere decir que en determinadas situaciones el Estado manejará restringidamente las decisiones políticas sobre la seguridad, decidirá con un grupo pequeño de líderes, destinará recursos financieros de una manera más rápida y limitará a la población varios derechos básicos que suele proteger bajo condiciones normales. Se hace esto cuando surge un peligro que es entendido como una amenaza existencial que requiere medidas de emergencia para no mermar las capacidades de respuesta del Estado. ¿Son generalizables estas situaciones? Obviamente el estado de excepción promovido por las amenazas y emergencias de la seguridad no existirá siempre. Si fuese así no tendríamos ningún derecho civil o político. Para salir de este atolladero, el mismo Buzan rompe con una parte de sus antecedentes realistas y propone una visión intersubjetiva de la seguridad que contiene procesos y actores. Esto implica que existe un actor o agente segurizante quien intenta establecer un tema o situación como una amenaza grave que debe ser tratado por fuera de la política normal. Cuando el actor segurizante lanza esta convocatoria, existirán sectores de distinta índole que estén de acuerdo con el actor segurizante y apoyen su creencia de que determinado asunto es en verdad un tema de seguridad. Pensemos en problemas sociales relacionados con consumo de drogas, tráfico y salud pública o con flujos migratorios que en un determinado momento se convierten en asuntos de seguridad nacional: ¿desde cuándo, por qué razón y cómo se transforman esos problemas sociales en tópicos seguridad nacional para Estados Unidos, Ecuador y Colombia? Dejemos momentáneamente a un lado la importancia que tiene la hegemonía en la construcción de temas de seguridad, ya que en ámbitos de las relaciones internacionales puede ser enmascarada bajo la figura de poder blando porque esta categoría posee la ventaja de camuflarse en el consenso, en la economía y no necesariamente en aspectos militares (Nye J, 2004). Introduzcamos más bien la afirmación de Buzan de que la seguridad es el resultado de un consenso entre varios actores y que Wendt desde su perspectiva también constructivista, ya nos advirtió de que las relaciones internacionales son el efecto de concepciones formadas subjetivamente en las mentes de varias personas y grupos de personas que en su conjunto impulsan las acciones de los Estados. Junto a esas percepciones, consensuadas o impuestas, se sitúan las amenazas, simétricas o asimétricas como un instrumento o bisagra conceptual que da forma a la segurización de determinadas circunstancias; de ahí que para que exista la segurización de un tema es necesario la existencia de argumentos que politicen la amenaza, se la incluya en la esfera y debate público, se desplieguen medidas desde el gobierno e incluso se preste a maniobras que sirvan a intereses específicos o particulares del actor segurirtizador (Buzan 1998: 23-29). De esa forma, al haber un agente o actor seguritizador también habrá un discurso seguritizante que identifique actores, intereses, describa conductas, señale correctivos y exprese posiciones ideológicas en torno a temas que como en el caso estudiado de Ecuador se entrelazan tópicos de seguridad y derechos humanos en escenarios que conjugan al mismo tiempo ordenes domésticos e internacionales[12].
Bajo estas perspectivas abarcamos planos analíticos convergentes sobre derechos humanos, sociedades y Estados que presenten niveles de segurización vinculantes; sin embargo, estos planos requieren ser ampliados por un actor significativo: los medios de comunicación escrita. Dichos medios construyen figuras discursivas e imágenes que se desprenden de las percepciones gubernamentales sobre determinadas identidades –en este caso la colombiana- para mezclarse con las representaciones que se generan en el seno de la sociedad receptora local –la ecuatoriana- y de esa manera construir campos dialógicos que circulan como opinión pública pero que estigmatiza y discrimina a la población refugiada que llega al Ecuador en busca de protección humanitaria.
Las acciones y comportamientos de los agentes –Estados-, sus capacidades, preferencias, valores y percepciones serán objeto de atención en el proceso de segurización. ¿Cómo se construye socialmente la seguridad en países diferenciados donde uno de ellos posee capacidad hegemónica e influencia regional?
[12] El tratamiento del ATPDA entre el Ecuador y los Estados Unidos de América es fiel constatación de lo mencionado.
Ahora bien, si aceptamos estas cualidades del proceso de segurización en el empeño analítico que aquí se desarrolla, también debemos incorporar la idea de los efectos o impactos que este proceso genera en la sociedad, en la institucionalidad estatal y en la democracia. A su momento debido analizaré las conexiones entre seguridad, democracia e institucionalidad, pero por el momento basta decir que al introducir el tema de derechos humanos como campo de análisis me aparto de esa lectura del realismo tradicional que se presenta como no-político y termina convertido en hostil al interés humano porque promueve un racionalismo frío que se ocupa de la ‘alta política’ de asuntos militares del Estado y no reconoce que esas políticas bélicas tienen consecuencias graves para personas reales (Sheehan 2005: 8).
1.4 Constructivismo y medios de comunicación
[13] Para Ole Waever los actos del discurso son parte de las prácticas discursivas. Por definición “algo” es un problema de seguridad cuando las elites así lo declaran como amenaza para el Estado o sociedad (Waever 1993:54).
¿Cómo el constructivismo narra o describe la elaboración de políticas de seguridad y la prensa escrita difunde esas percepciones a través del uso de figuras discursivas y representaciones sociales? No olvidemos que el constructivismo reconoce el peso que tiene la identidad y la cultura en las decisiones de un Estado porque al considerar la importancia de esas dimensiones en el desarrollo histórico de una sociedad, incorpora necesariamente imágenes sobre el mundo en el que interviene e interactúa, llegando incluso a provocar posicionamientos políticos frente a determinados temas como por ejemplo, la inmigración y los peligros que ella podría representar para la población local. Ahí es cuando la legitimidad se obtiene a través del uso de figuras discursivas que apelan al nacionalismo y sus matrices identitarias primordiales que ven al extranjero en general y al inmigrante colombiano en particular como recurso para cerrar el círculo vinculante de seguridad, medios escritos de comunicación e identidades sociales.
[14] El espacio temporal de análisis de la prensa escrita se situará en dos períodos diferenciados 2002-2003 y 2005-2006 que se relacionan directamente con el incremento de la violencia en Colombia y la masiva llegada de refugiados desde ese país al Ecuador.
2. SEGUNDO ENLACE: REGÍMENES INTERNACIONALES, DERECHOS HUMANOS Y SEGURIDAD
La acelerada transformación de las economías a nivel mundial y regional como parte del proceso de globalización promovió variadas reflexiones disciplinarias. Una de ellas se situó en el campo de las relaciones internacionales y la seguridad que miró con preocupación que sus iniciales certezas teóricas ya no daban cuenta de la rápida y compleja dinámica con la que se modificaban sociedades e instituciones.
En efecto, es importante mencionar que uno de los resultados más beneficiosos para la investigación en relaciones internacionales provino del debate producido entre posturas neoliberales institucionalistas[15] y realistas que dieron lugar al uso del concepto regímenes internacionales.
[15] Fue Guy Peters (2003) quien más ha difundido la asociación del concepto de instituciones con la noción de regímenes internacionales.
“Los regímenes internacionales son un conjunto de principios implícitos o explícitos, normas, reglas y procedimientos de toma de decisiones en torno a los cuales las expectativas de los actores convergen en un área determinada de las relaciones internacionales. Los principios son creencias de hecho, de causalidad o de rectitud. Las normas son estándares de comportamiento definidas en términos de derechos y obligaciones. Las reglas son prescripciones o proscripciones para la acción específica. Los procedimientos de toma de decisiones son las prácticas prevalecientes para llevar a cabo y aplicar las decisiones colectivas” (Krasner 1983:2).
Ya se mencionó en páginas anteriores que este tipo de definiciones fueron criticadas en su debido momento histórico. Susan Strange, por ejemplo, a más de afirmar que el concepto presenta ambigüedad, imprecisión y es objeto de múltiples entendidos según el interés del actor, contiene básicamente una seria limitación al ocultar las dimensiones del poder económico y político (Strange 1982).
[16] El análisis de estas dimensiones de protección humanitaria se las desarrollará en capítulos posteriores.
Estas conjugaciones aparentemente excluyentes pueden ser miradas desde escuelas de pensamiento de las relaciones internacionales que proponen incorporar las percepciones de los actores sin menospreciar sus intereses y sin que el peso de las instituciones sea menospreciada o soslayada su influencia. Este abordaje es efectuado por el denominado constructivismo reflexivo o cognitivismo que no mira a los actores como entidades estrictamente racionales pues sostiene que la cooperación no puede ser explicada sin hacer referencia a la ideología de los mismos actores, ni a su capacidad de aprendizaje y manejo de la información que los dota de valores y creencias sobre ciertos temas para alcanzar objetivos específicos[17].
[17] Haggard S y Simmons B, “Thoeries of International Regimes” citados en Novensa Marc, Una reflexión sobre regímenes internacionales, http://mbounovensa.geoglepages.com/Regimenesinternacionales.blog.pdf
Precisamente, ese conocimiento de las dinámicas estatales y la comunicación como campo de intervención es esencial para estudiar el comportamiento de los actores en la esfera internacional porque el papel de las ideas, expresadas como proposiciones causales sobre la formación o el cambio de los regímenes, permite mirar las preferencias de los actores y sus prácticas cooperativas. De ahí que sea posible cuestionar el argumento del excesivo peso racionalista de los Estados porque la posición de los actores sociales internacionales es una construcción social que opera en campos de intervención, vigilancia y participación nacional e internacional[18].
[18] Sin hacer explícita la mención se están refiriendo a las ONGs internacionales que operan en varios temas de derechos humanos y que generalmente tienen espacios de diálogo e intervención en el sistema de cooperación multilateral que conectan intereses internacionales con los nacionales.
Considerando esos puntos de vista e independientemente de que el régimen internacional sea asumido como negociado o impuesto, existen temas casi fundacionales como los derechos humanos que se han se han mantenido constantes a lo largo de varias décadas y que permanecen vigentes en las agendas de organismos multilaterales y Estados nacionales. Esto no implica necesariamente que existan todo el tiempo consensos sobre la centralidad del tema humanitario en las políticas internacionales de cooperación; de hecho, los disensos pueden llegar a ser expresión notable de disfunciones que socavan la legitimidad del régimen, ya que éste no opera en el vacío ni constituye un muro infranqueable porque está inserto en un contexto histórico político que condiciona su rendimiento y sus resultados (Novensá 2004).
2.1 Las tensiones entre políticas de seguridad y régimen internacional humanitario
Hace algún tiempo la literatura en relaciones internacionales se preguntó sobre la importancia y la capacidad efectiva del régimen para construir un poder autónomo e independiente sobre los estados que son partícipes, mucho más sobre los que ejercen rectoría en temas cruciales de la agenda (Keating 1993). Una posible salida a esta interrogante consistió en entender que los regímenes no eran constructos totales sino órdenes parciales, creados ex profeso y de alcance regional o mundial cuyo propósito es sustraer ciertas áreas de la política internacional del ámbito de las prácticas unilaterales para crear expectativas comunes y elevar el grado de transparencia en un ámbito determinado de la política y así propiciar que los Estados y otros actores trabajen conjuntamente con el fin de alcanzar objetivos comunes y establezcan políticas de cooperación (Hasenclever, et, al 1999: 502).
3. TERCER ENLACE: RENDICIÓN DE CUENTAS Y SEGURIDAD NACIONAL
El tema de la rendición de cuentas que en lengua inglesa se la denomina accountability, ha tenido un escaso tratamiento por parte de las relaciones internacionales y la sociología política al momento de vincular analíticamente este concepto con aspectos de seguridad nacional. Por lo general, los estudios contemporáneos se han circunscrito a describir los asuntos de defensa nacional propiamente dichos, a evaluar los resultados del diálogo civil militar como pauta del funcionamiento de la gobernabilidad luego de la transición a la democracia y, a debatir sobre la naturaleza tutelar de las fuerzas armadas en países con una débil institucionalidad estatal y social que, si bien posee dinámicas democráticas formales, no han logrado todavía establecer controles civiles efectivos sobre las fuerzas armadas (Rivera, 2001).
Estas razones se concretan en dos instituciones que operan por separado en la esfera pública relacionada con seguridad nacional y derechos humanos. La primera, el Congreso Nacional, específicamente la Comisión Especial Permanente de Asuntos Internacionales y Defensa Nacional[19], entidad encargada del control horizontal a otras instancias estatales gubernamentales. La segunda, integrante de la sociedad civil, la red de ONGs articuladas en torno a OIPAZ que ha asumido el papel de portavoz y vigilancia sobre el accionar estatal en temas de seguridad nacional que impacta en los derechos humanos de la población. Ambas han trabajado, posicionado, evaluado y divergido sobre las consecuencias internas y externas de la inserción ecuatoriana en la estrategia de seguridad regional estadounidense y en los resultados de esta vinculación para las relaciones bilaterales con Colombia.
[19] La Constitución Política de Ecuador define entre las facultades del Parlamento en materia específica de defensa la potestad de “expedir, reformar y derogar las leyes e interpretarlas con carácter generalmente obligatorio; conoce y aprueba los proyectos de ley referentes a la defensa nacional y aprueba o desaprueba los tratados y convenios internacionales relacionados. Además de la tarea de fiscalización de las acciones relacionadas con la defensa, conoce la participación de las FF.AA en operaciones de paz y asistencia humanitaria; aprueba el presupuesto destinado a la defensa nacional, y aprueba o deroga el estado de emergencia decretado por el Presidente de la República ” (Ministerio de Defensa Nacional, 2006:46). En términos de funcionamiento legislativo existe la Comisión de Asuntos Internacionales y de Defensa Nacional cuyo fin es “presentar informes al Congreso Nacional sobre los tratados y convenios internacionales, referidos a materia territorial o de limites; que establezcan alianzas políticas o militares internacionales; que comprometan al país en acuerdos de integración, que atribuyan a un organismo internacional o supranacional, el ejercicio de competencias derivadas de la Constitución o la Ley ” (República de Ecuador, 1998:Art.144).
3.1 Una versión acotada de democracia: valores y procedimientos
Exponer de esa manera directa estos conceptos vinculados me permite delimitar y situar instrumentalmente el asunto de procedimientos y valores de la democracia que son útiles para esta investigación, a la vez que deja de lado intencionalmente las posiciones que criticarían esta opción por dar mayor énfasis a los procedimientos antes que a las sustancias de la democracia[20]. En efecto, en la larga trayectoria histórica de la democracia se han conjugado nociones que la definen como método y como valor y que hace parte de la llamada teoría democrática que, en tanto teoría política, involucra el plano normativo pero también el empírico, y por lo tanto, puede ser concebida como un conjunto de ideales, normas, preceptos, así como un tipo muy específico de régimen político y de organización institucional (Cisneros, 2000: 759).
[20] Se tiene muy en claro que los procedimientos democráticos constituyen una parte importante, pero solo una parte, de un régimen democrático que de por sí contiene muchas más dimensiones de las aquí anotadas.
De esa manera, y más allá de los debates establecidos en torno a la confusión terminológica que navega entre las definiciones normativas o prescriptivas y las empíricas o descriptivas, estoy tomando partido por las nociones que se apartan del deber ser o imagen ideal de plena democracia que no ha sido posible establecer en países como los latinoamericanos que hasta la actualidad siguen carentes de varios derechos universales y particulares que satisfagan el bienestar de la población. Es por ello que si la rendición de cuentas constituye uno de los procedimientos democráticos vinculados a las definiciones descriptivas que se asocian a la idea de controles cruzados del legislativo a los otros poderes y a la auditoria ciudadana para la vigilancia de las acciones políticas, tanto de los funcionarios estatales como de los representantes elegidos en votaciones regulares, no existe inconveniente alguno en asumir esta postura para los fines analíticos en esta investigación. De hecho, la participación ciudadana en el control de la política y en las decisiones públicas así como en la construcción de veedurías o auditorias es considerada parte integrante de las definiciones de democracia directa.
Ahora bien, el ejercicio democrático de controles intergubernamentales tiene también reservas en determinados tópicos que no pueden ser debatidos abiertamente debido a los peligros que podría acarrear para un país el tratamiento de información sensible que repercutiría en la vulnerabilidad del mismo. Uno de ellos es la defensa y la seguridad nacional que, por lo general, cuenta con un diseño institucional muy complejo que no permite muchas posibilidades de discusión pública y rendición de cuentas desde el mismo Congreso y desde la sociedad civil; en efecto, son varios los países latinoamericanos que están sujetos a la observancia y vetos que pueden hacer las FFAA sobre determinados temas en una suerte de injerencia política que va más allá de sus competencias profesionales (Rivera 2001).
a) un contexto internacional donde se expresan intereses y se diseñan políticas y estrategias regionales de las que hacen parte los países involucrados[21];
[21] La percepción estadounidense que liga narcotráfico, guerrilla y terrorismo como amenazas a su seguridad interna conlleva un tratamiento específico sobre el área andina y la idea de regionalizar el conflicto colombiano más allá de sus linderos nacionales.
b) un contexto binacional donde se concretan esas estrategias en términos de agentes seguritizadores, prácticas políticas, discursos e impactos sobre la democracia y los derechos humanos; y,
c) un contexto local nacional, relacionado con la sociedad civil y la esfera pública donde se genera un tipo de institucionalidad no estatal que contribuye a la rendición de cuentas políticas y simbólicas que de una manera u otra construye ciudadanía y promueve procesos de aprendizaje colectivo en temas poco accesibles como la seguridad nacional, la cual, a su vez, se halla vinculada en esta investigación con la denominada guerra contra las drogas y el procesamiento político que se hace sobre la inmigración colombiana que repercute en la democracia y en los derechos humanos de la población tanto colombiana como ecuatoriana.3.2 Las accountabilities o rendición de cuentas: algunas tipologías e instituciones
En regímenes democráticos la rendición de cuentas está relacionada, entre otros factores, con el sistema de representación y sus mecanismos de funcionamiento electoral ya que implica una conexión entre los resultados alcanzados por los representantes y las sanciones que la ciudadanía puede imponer en caso de no estar satisfecha con la actuación de sus elegidos. La rendición de cuentas es así una característica asociada a la representación política, dado que la población votante puede premiar o revocar la confianza depositada en sus representantes a través de las elecciones, las cuales tienen un carácter retrospectivo debido a que la ciudadanía elabora sus criterios con base a las actuaciones pasadas de los representantes (Manin, et, al 1999: 10-45).
Para superar las limitaciones de ese tipo de rendición de cuentas se han creado agencias estatales que tienen la autoridad legal y están capacitadas para emprender acciones que van desde el control rutinario hasta sanciones judiciales en relación con actos u omisiones de otras entidades estatales, que pueden, en principio o presuntamente, ser calificados como ilegales. Para que este tipo de accountability horizontal sea efectiva deben existir agencias estatales autorizadas y dispuestas a supervisar, controlar, rectificar y sancionar actos ilícitos de otras agencias estatales del Estado donde las primeras posean, no solo la autoridad legal para proceder de esa forma, sino también, de facto, autonomía suficiente respecto de las segundas (O` Donnell 1997b: 152-160).
[22] La participación social está contemplada como derecho ciudadano en la Constitución ecuatoriana de 1998.
Los mecanismos de control social se refieren a una serie de acciones llevadas a cabo por actores sociales que conforman una gran variedad de organizaciones que se reconocen como poseedoras legítimas de derechos para reclamar y pedir sanciones por las malas gestiones de las autoridades políticas. Para lograr estos objetivos se articulan mecanismos institucionales como no institucionales, pero lo fundamental es que dichos controles sociales no dependen de un proceso electoral ni son monitoreados por algún mando constitucional a diferencia de los mecanismos de control horizontal que si lo hacen (Smulovitz y Peruzzotti 2003).
3.3 Seguridad nacional y rendición de cuentas. Una coexistencia compleja
Este tema, asociado directamente con el anterior, tiene que ver con las características que adopta el tratamiento de los asuntos de seguridad nacional en términos de procedimientos y valores democráticos vinculados con el ejercicio de las accountabilities. En este contexto surge la interrogante de si el régimen democrático en Ecuador, sus instituciones estatales y los partidos políticos en particular, poseen la capacidad para establecer mecanismos adecuados de control y transparencia sobre las entidades que tienen la responsabilidad constitucional de generar orden y paz pública.
[23] Los países latinoamericanos que sufrieron golpes de Estado y dictaduras durante las últimas cuatro décadas, sean estas estrictamente militares, civiles o mixtas, tienen el denominador común de ser depositarias de una interpretación unilateral de la seguridad nacional que, basada a su vez en una doctrina de seguridad nacional, operó independientemente de la época y el lugar donde se procedió a romper el orden democrático. Por lo general, las fuerzas golpistas enarbolaron el discurso de defensa de los “sagrados intereses de la nación y el peligro de la disolución social ante las amenazas externas e internas” como pretexto para las intervenciones autoritarias. En términos generales, la tradicional teoría de seguridad nacional es un conjunto de conceptos articulados que procuran conjurar las amenazas que pueden pesar sobre los valores esenciales o intereses vitales que hacen a la existencia e identidad del Estado: soberanía, independencia e integridad territorial (Ugarte 2004:13).
En efecto, estas gestiones autónomas en diversos campos de la sociedad se han expresado, no sólo en la intervención en áreas de seguridad tradicionalmente asignadas a militares y policías, sino en el manejo y participación en una compleja red de empresas que no necesariamente están vinculadas a la defensa y la seguridad (Rivera 2001: 208), asunto que ha distorsionado los roles profesionales y las competencias públicas que deben tener las fuerzas armadas en regímenes democráticos que operan con controles cruzados de sus instituciones estatales. De esa forma, el problema se vuelve contingente porque la rendición de cuentas, producto y valor de las nuevas reglas de juego democrático, debe coexistir no solo con ese legado tutelar e intereses de las fuerzas armadas sobre temas públicos de seguridad, defensa y economía, sino con la informalidad y particularismos de los partidos políticos que reducen la legitimidad y transparencia de los mecanismos de control establecidos para el buen funcionamiento de la democracia.
Si asumimos que nuestras sociedades presentan en su cultura y sistema político rasgos clientelares, prebendarios y patrimoniales, hay que aceptar la idea de que esos particularismos cohabitan en incómoda tensión con las reglas formales de ese <deber ser> que vendría a ser el complejo institucional democrático. Desde esta perspectiva, la accountability, uno de los valores y derechos necesarios para el desempeño de la vida política en democracia se halla atrapada entre dos polos tensos; por un lado, la rendición de cuentas, especialmente la horizontal, funcionaría inadecuadamente porque existiría una subordinación o cooptación de las instancias de control público a los intereses coyunturales del gobierno de turno[24] o a una alianza de partidos con proyectos particulares; y, de otro lado, se reducirían los escenarios de intervención de la rendición de cuentas vertical, por cuanto las organizaciones de la sociedad civil se verían condicionadas por mecanismos informales, impuestos por agentes gubernamentales y partidos políticos que reducen la autonomía de los actores y bajan las potencialidades de exigibilidad de derechos ciudadanos frente a las autoridades. [24] Como veremos más adelante, esos intereses coyunturales variarán de acuerdo a las características que presente la relación del país con la estrategia estadounidense para la región andina y con los temas de agenda establecidos en la relación bilateral con Colombia. Es necesario mencionar que durante el período que he seleccionado para el análisis 2000- 2006 se sucedieron varios gobiernos con distintos posiciones ideológicas en torno a la seguridad y la política exterior.
Para analizar la rendición de cuentas sobre seguridad nacional en el Ecuador en el período 2000-2006, que corresponde a mi temporalidad de investigación, propongo que ésta debe considerar los siguientes elementos:
a) la heredada debilidad institucional del Estado para ejercer controles cruzados sobre temas públicos en política exterior y básicamente en defensa y seguridad;
b) la presencia corporativa de las fuerzas armadas en la sociedad y en el Estado, asunto que influye en el diseño institucional y político de controles horizontales;
c) la escasa formación de la ciudadanía y actores civiles, tanto de partidos políticos como de organizaciones sociales en temas de seguridad, limitante que ha devenido en una implícita delegación a militares y policías para el tratamiento de sus propios intereses, reduciendo de esa manera la posibilidad de ejercer controles verticales; y,
d) la creación de un contexto discursivo o ambiente comunicativo propicio para la segurización de determinados temas como los humanitarios a través de la intervención de agentes gubernamentales y el papel funcional de varios medios de comunicación en la difusión de imágenes y representaciones segurizadas.
En el discurso de las instituciones estatales y partidos políticos, declarar a algo como un problema de seguridad puede tender al abuso de una prohibición de ciertos asuntos, a la marginalización de oponentes ideológicos contrarios a las políticas establecidas por los gobierno de turno en temas conflictivos como narcotráfico y refugio, y a la limitación de organizaciones de la sociedad civil que, amparados en la legalidad constitucional de sus derechos ciudadanos, pretenden acceder a la información de la gestión estatal. Definir a un tema público, no necesariamente catalogado como reservado, pero encubierto bajo términos jurídicos de la seguridad nacional, resulta casi equivalente a declararlo como fuera de los límites permitidos, una especie de tema tabú o item no lícito para el debate político o académico (Moller:1996).
De esa manera, el ejercicio teórico y metodológico de establecer vínculos entre categorías de la sociología política, específicamente los conceptos de rendición de cuentas, institucionalidad, sociedad civil y cultura política, asociados analíticamente a conceptos provenientes de las relaciones internacionales, parte de la necesidad de entender el problema desde varias aristas disciplinarias que frecuentemente no contemplan los estudios de caso. No bastaría, por ejemplo, quedarnos con la noción de seguridad nacional sin relacionarla al desempeño parlamentario que, en su obligación de ejercer controles cruzados a las dependencias y funcionarios estatales, incorpora procedimientos y valores de la democracia; así como tampoco es pertinente dejar suelta a la categoría informalidad de la política sin juntarla a las prácticas, intereses e identidades de los distintos actores sociales que intervienen en la problemática segurizada.
BIBLIOGRAFÍA
· Agüero, Felipe. (1998). Legacies of Transitions: institutionalization, the military and democracy in South America, Mershon International Studies Review 42, November.
· Arteaga, Félix, (2006). La Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de la UNED, Ensayos Universitarios, Madrid.
· Ayoob, Mohammed. (1995). “Subaltern Realism: International relations theory meets the third world”, En: International Relations Theory and the Third Word, editado por Stephanie G. Neuman, St. Martins Press, New York.
Ayoob, Mohammed. (2002). “Inequality and theorizing in international relations: the case of subaltern realism” En: International Studies Association, Published by Blackwell, Malden, MA.
· Bagley, Bruce, (2001), “Narcotráfico, Violencia Política y Política Exterior de Estados Unidos hacia Colombia en los Noventa”. En: Revista Colombia Internacional, #49-50, Bogotá.
· Bonilla, Adrián, (2002). La Política Estadounidense y el Conflicto Colombiano en la Seguridad del Ecuador, Ponencia presentada: Conference on U.S. Security Policy in the Andean Region since 1990, San Diego State University, San Diego.
Bonilla, Adrián, (2000). “Multilateralismo en la Región Andina”. En: Francisco Rojas Ed. Democracia de Cumbres. FLACSO-Academia Diplomática Mexicana, Nueva Sociedad, Caracas.
· Breslauer, George, (1991). Beyond the Cold War. University of California Press, Berkeley.
· Bruneau, Thomas. (2008). Ministerios de Defensa y Relaciones Civiles-Militares en Democracia. Centro Naval de Postgrados, Monterrey, California.
· Burbano de Lara, Felipe. (2000). Ecuador: cuando todos los equilibrios crujen. En: “Anuario Social y Político” en América Latina y el Caribe”, FLACSO-Nueva Sociedad, Caracas.
Burbano de Lara, Felipe, (1998). Cultura Política y Democracia en el Ecuador. Documento de Trabajo de CORDES no. 10 del Proyecto CORDES Gobernabilidad, CORDES, Cooperación Española, Fundación Konrad Adenauer, Quito, septiembre.
Burbano de Lara Felipe. (2003). “Democracia, cultura política y gobernabilidad – los estudios políticos en los años noventa-”en: Democracia, gobernabilidad y cultura política, Burbano de Lara compilador, Serie Antología, FLACSO, Quito.
· Buzan, Barry, (2008), Security, the State, the "New World Order," and Beyond, 1998, CIAO. http://www.ciaonet.org/book/lipschutz/lipschutz17.html
Buzan, Barry. (1991). People, States and Fear: An Agenda for International Security Studies in the Post-Cold War Era. Boulder: Lynne Reinner Publishers.
Buzan, B., Waever O, y de Wilde J. (1998). Security: A New Framework for Analysis. Boulder: Lynne Rienner Publishers.
· Cisneros, Isidro. (2000). “Teoría democrática” en: Léxico de la Política, Flacso México, Fondo de Cultura Económica, D.F.
United States Southern Command, Senate Armed Services Committee Congress, United States Army Commander, 14march.
· Constitución Política de la República del Ecuador. (1998). http://www.ecuaworld.com/Ecuador_Constitucion.htm
· Contreras, Joseph, (2005). “Failed Plan”. En: Newsweek International Magazine, August 29.
· Del Arenal, Celestino. (2005). Introducción a las relaciones internacionales, Editorial Tecnos, Madrid.
· Dougherty E. James y Pfaltzgraff L. Robert. (1993). Teorías en pugna en las relaciones internacionales, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires.
· Escudé Carlos, (2005). El realismo de los estados débiles, En Portal de Relaciones Internacionales y Derechos humanos, Instituto Iberoamérica y el Mundo, http://www.argentina-rree.com/home_nueva_html
· Feaver, Meter. (2003). Armed Servants: agency, oversight, and civil military relations. Harvard University Press, Cambridge.
· Fitch, Samuel, (1998). The Armed Forces and Democracy in Latin America. Colorado University Press, Bulder.
· Fox, Jonathan y David Brown. (1998). “The Struggle for Accountability. The World Bank, Mit Press
· Galligan, D.J. (2000). Making Government and Administration Accountable, Washington DC.
· Goetz, M Anne y Jenkings, Rob. (2001). Hybrid forms of accountability. Citizen engagement institutions of public sector oversight in India, Public Management Review, Routledge, Vol 3, N 3, London.
· Hall, Stuart. (1981) “La cultura, los medios de comunicación y el efecto ideológico”. En: Curran, James y otros comp. Sociedad y comunicación de masas, Fondo de Cultura Económica, México.
Hall, Stuart. (1997). Representation Cultural Representations and Signifying Practices, Estados Unidos, The Open University.
· Hasenclever, Andreas, Peter Mayers, Olker Rittberger. (1999). “Las teorías de los regímenes internacionales: Situación actual y propuestas para una síntesis”, en: Foro Internacional, No.158, México.
· Isacson, Adam, (2004). Blurring the lines. Trend in U.S. military programs with Latin America.
· Jepperson, Ronald; Wend, Alexander, Katzenstein, Peter J. (2008). “Norms, Identity and Culture in National Security”. The Culture of National Security: Norms and Identity in World Politics, Katzenstein, Peter J. (ed.). www.ciao.com
Jepperson, Ronald, Wendt Alexander y Katzenstein, Peter. (1996). “Norms, identity and culture in national security” En: The Culture of National Security: Norms and Identity in World Politics, editado por Peter Katzenstein, CIAO www.ciao.com
· Jervis, Robert. (1983). “Security regimes” En International regimes, editado por Stephen D. Krasner, Cornell University Press.
· Kahler, Miles. (1997). “Inventing international relations: International relations theory after 1945”, En: New thinking in international relations theory. Editado por Michael W. Doyle; John Ikenberry, Westview Press.
· Keating, Michael. (1993). “Regionalismo, autonomía y regímenes internacionales” en. ResercatDieposit de la reserca de Catalunya, Working Paper No 66, Barcelona
· Keohane, Robert; Nye Joseph. (1988) Poder e interdependencia. Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires.
· Krasner, Stephen. (1983). “Structural causes and regime consequences: regime as intervenig variables, International Regimes” En International regimes, editado por Stephen D. Krasner, Cornell University Press.
· Leal, Francisco, (2006). La inseguridad de la Seguridad. Editorial Planeta, Bogotá.
Leal, Francisco. (2002). “La Doctrina de Seguridad Nacional en América Latina”. En: La Seguridad Nacional a la Deriva, AlfaOmega-UniAndes-FLACSO, Bogotá.
· Ley Orgánica de Transparencia y Acceso a la Información Pública. 2004. Registro Oficial.
· Ley de Seguridad Nacional República del Ecuador, http://www.fuerzasarmadasecuador.org/fundamentoslegales.htm
· Lykov, Evgeny. (2007). ¿Se debería ampliar el concepto de seguridad más allá de las intervenciones militares?, Febrero. http://www.globalaffairs.es/index.php?name=News&file=article&sid=15&theme=Printer
· Loveman, Brian, (2006). Addicted to Failure: US. Security policy in Latin America and the Andean Region. Rowman & Littlefield Publisher, INC, US.
Loveman, Brian. Protected Democracias and Military Guardianship. En: Political transition in Latin America 1978-1992. Journal of Interamerican Studies and World Affairs, 36, 2.
· Manin, Bernard, Przeworski, Adam y Stokes Susan. (1999). “Elections and representation” En: Democracy, Accountability, and Representation, editado por Adam Przeworski, Susan C. Stokes y Bernard Manin, U.K, Cambridge University Press.
· Marh, James y Olsen Johan. (1995). Democratic Governance. New York, The Free Press.
· Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, (2006). Plan de Política Exterior –PLANEX.
· Montúfar, (2007). “Participación Ciudadana y Gobierno Representativo en América Latina”. Quito, Documento de trabajo.
· Moller, Bjorn. (1996). “Conceptos sobre seguridad: nuevos riesgo y desafíos” en: Desarrollo Económico, Vol 36, No 143, Buenos Aires.
· Novensá, I Bou Marc, Una reflexión sobre regímenes internacionales, en: http://mbounovensa.geoglepages.com/Regimenesinternacionales.blog.pdf
· Nye, Joseph. (2004). Soft Power: The Means to Success in World Politics. New York, Public Affairs.
· O`Donell, Guillermo, (2007). Disonancias: críticas democráticas a la democracia. Prometeo Libros, Buenos Aires.
O´Donnell, Guillermo. (1999). “Horizontal Accountability and New Polyarchies”. En: Andreas Schedler et, al (ed) The Self-Restraining State: ¨Power and Accountability in the New Democracies. Boulder, Lynne Rienner.
O Donnell, Guillermo. 1997 (b) “Rendición de cuentas horizontal y nuevas poliarquías” en: Nueva Sociedad, Nº 152, Caracas.
· Onuf, Nicholas. (2002). The Strange Career of Constructivism in International Relations, Center of International Studies, University of Southern California, Seminar: (Re) Constructing Constructivist IR Research.
· Onuf, Nicholas. (200)1. Re Constructing Constructivist International Relations Research, Center of International Studies, University of Southern California.
· Orozco, Gabriel. (2006). “El concepto de seguridad en la Teoría de las Relaciones Internacionales” en: Revista CIDOB dÁffers Internacionals, No.72, Barcelona.
· Pachano Simón. (2002). Democracia sin sociedad, Quito,ILDIS.
· Peruzzotti, Enrique y Smulovitz Catalina. (2001). “Accountability social: la otra cara del control” En: Controlando la política: Ciudadanos y medios en las nuevas democracias latinoamericanas, editado por Enrique Peruzzotti y Catalina Smulovitz, Grupo Editorial SRL, Buenos Aires.
· Peruzzotti, Enrique. (2002). “La democratización de la democracia. Cultura política, esfera pública y aprendizaje colectivo en la Argentina posdictatorial” en: Política e Instituciones en las nuevas democracias latinoamericanas, editado por Isidoro Cheresky e Inés Pousadela, Paidós, Buenos Aires.
Peruzzotti, Enrique. (2000). Accountability Social: la otra cara del control. En: “Controlando la Política. Ciudadanos y medios en las nuevas democracias latinoamericanas”. Universidad Torcuato Di Tella, Argentina, Buenos Aires.
Peruzzotti, Enrique. (2002). “towards a New Politics: Citizenship and Rights in Contemporary Argentina”. Citizenship Studies, Volumen 6, número 1.
· Przeworsky, Adam; Stokes, Susan y Manin, Bernard (eds). (1999). Democracy Accountability and Representation. Cambridge University Press.
· Peters B. Guy. (2003). “Institucionalismo Internacional” En: El nuevo institucionalismo. Teoría institucional en ciencia política, Editorial Gedisa, Barcelona.
· Plotke, David. (1997). “Representation is democracy” en. Constellations, Vol 4, No 1, Blackwell Publishers, Oxford.
· Política de Seguridad Democrática y Defensa de Colombia, (2003). www.presidencia.gov.co
· Ritzer Gorge. (1993). Teoría sociológica contemporánea, McGraw Hill Interamericana de España, Madrid.
· Rivera, Fredy. (2004). “Partidos, fuerzas armadas y crisis institucional en tiempos de incertidumbre” en: El control democrático de la defensa en la región andina. Escenarios para una integración civil - militar, Comisión Andina de Juristas, Serie democracia, No 9, Lima.
Rivera, Fredy. (2005). “Ecuador: los bemoles de la guerra contra las drogas” En: Drogas y democracia en América Latina: el impacto de la política de los Estados Unidos. WOLA, Editorial Biblos, Buenos Aires.
Rivera, Fredy. (2007). Refugio de colombianos y seguridad nacional en el Ecuador: dimensiones, tensiones, y complejidades fronterizas. Ponencia presentada en el Congreso latinoamericano de Sociología. Guadalajara.
· Schedler, Andreas. (2000). “Conceptualizando la rendición de cuentas”. (Documento de trabajo).
· Schedler, Andreas. (2004). ¿Qué es la rendición de cuentas?, Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, México, D.F.
· Schmitter, Philippe. (2003). La calidad de la democracia: Las ambiguas virtudes de la rendición de cuentas, Instituto Universitario Europeo.
· Segell, Glen, (2000). The Narcotics War and Civil-Military Relations, International Studies Association. 41st Annual Convention, March 12-14, Los Angeles.
· Sheehan, Michael. (2005). International Security: An Analytical Survey, Boulder, Lynne Rienner Publishers.
Sheehan, Michael. (2005.) “Realism and Security”. En Critical Security Studies and world politics, editado por Ken Booth, Boulder, Lynne Rienner Publishers.
· Smulovitz, Catalina y Peruzzotti Enrique. (2003). “Societal and horizontal controls: two cases of a fruitful relationship” en: Democratic accountability in Latin America, editado por Scott Mainwaring y Chistopher Welna, Oxford University Press.
· Sotomayor, Arturo. (2007). “La seguridad internacional: vino viejo en botellas nuevas” En: Revista de Ciencia Política, Vol 27, No 2, Santiago. http://www.uc.cl/icp/revista/pdf/rev272/27_24.pdf
· Strange, Susan. (1982). “Cave! Hic dragons: A critique of Regime analysis” International Organization, Vol. 3, No 2, International Regimes (Spring 1982), en: http://links.jstor.org/sici
· Ugarte, José Manuel. (2003). Los conceptos jurídicos y políticos de la seguridad y la defensa: Un análisis orientado a América Latina. Editorial. Plus Ultra S.A., Buenos Aires.
· Van Dijk, Teun (1999). El análisis crítico del Discurso. En: Anthropos 186, septiembre-octubre, pp. 23-36.
· Vásquez, John A. (1994). Relaciones internacionales: el pensamiento de los clásicos. Limusa, México D.F.
· Walt, Stephen. (2005). Taming American power: The global response to U.S. Primacy, New York, W.W. Norton and Company.
· Waever Ole, Barry Buzan, Morten Kelstrup y Pierre Kemaitre. (1993). Identity, Migration and the new security agenda, New York, St. Martin’s Press.
· Wendt, Alexander. (1999). Social Theory of International Relations. Cambridge University Press.
Wendt, Alexander. (2005). “La anarquía es lo que los Estados hacen de ella. La construcción social de la política del poder”, en: Revista Académica de Relaciones Internacionales, No1.
· WOLA, (2005). Diluyendo las divisiones: tendencias de los programas militares de EE.UU. para América Latina. Washington DC.
No hay comentarios:
Publicar un comentario